la nueva hija de mama: el secreto de amistad

 


primero que nada espero que les guste esta historia que he estado publicando en wattpad con el mismo titulo

Mi nombre pasado era Fernando Solari pero eso fue hace algunos años actualmente me conocen y me llaman con Fernanda Melisa, mis amigos y amigas me dicen Fer o Meli pero les contaré cómo comenzó ésto.

Era la tercera semana de inicio del curso escolar cursaba el 2 año de secundaria, mí mejor amigo Kevin estaba muy nervioso y me hacerque a preguntarle que pasaba y que si podía ayudarle.

Kevin: ho Bro ahora sí estoy muerto mi madre encontró parte de mis cosas

Fernando: yo le pregunté que de que cosas hablaba y por qué su mamá lo materia.

a lo qué me contó que desde que tenía 12 años colecciona revistas de feminización y algunas otras de tips para mujeres y desde hace algunos meses compró algo de maquillaje para practicar esos tips, además de un uniforme escolar que le pidió a mi amiga Lucia que le consiguiera.

Fernando: pero no quedaste de decirle toda la verdad a tu mamá desde inicio de semestre.

Kevin: losé pero sabes que mi madre viene de una familia conservadora al igual que mi papá si descubren mis demás cosas estoy muerto, así que está mañana las saque todas pero no tengo dónde guardar las.

Fernando: y por qué no las tiras dije bromeando con el.

Kevin: estás loco gaste mucho en esto y sabes que realmente es importante para mí.

Fernando: losé amigo tranquilo sólo era una broma, mira si quieres yo las guardo en mi casa total mi madre nunca revisa mi cuarto.

Kevin: harías eso por mi

Fernando: claro en lo qué buscas un mejor lugar para esconder tus cosas y ahorita hay que correr que ya van a comenzar las clases y no quiero otro reporte por tu culpa.

Al terminar las clases llegamos a mí casa mi mamá no estaba ya que desde que mi papá la  dejo ella regreso así antiguo trabajo de publicidad en una prestigiosa empresa de ropa.

Al entrar a mi cuarto le di un cajón de plástico para que guardará sus cosas mi amigo Kevin, mi sorpresa fue cuando sacó 42 revistas,un conjunto de ropa interior femenino como para niñas de 13 años, un poco de maquillaje y un uniforme escolar femenino. Cuando terminó de guardar. Sus cosas las metí debajo de mi cama tapando las con viejos juguetes míos.

Kevin: muchas gracias por esconder mis cosas, en cuanto se calme la situación en mi casa vengo por ellas amigo

Fernando:no hay problema aquí estarán a salvo, cuando llegue mi madre le diré qué son tuyas para que no haya problemas.

Kevin: no le digas nada porfa prefiero que sea un secreto entre tú y yo.

Fernando: está bien amigo pero me debes una comida china por este pequeño favor (dije entre risas sin saber lo que me deparaba el destino)

Pasaron los meses y ya era mediados del curso escolar mí grupo iría de excursión por 3 días al bosque, tenía que darle a firmar el permiso a mi madre ya que sin el no podría asistir al viajé escolar, al esperarla busque mi equipo de acampar y al mover mis cosas vi las cosas que escondí en mi casa ya ni me acordaba y mi amigo tampoco ya qué sus padres lo castigaron y revisaban su cuarto diariamente y como lo prometí yo nunca hablé de ésas cosas con nadie.

Saque mis cosas de acampar y volví a ocultar las cosas de mi amigo (por un momento pensé en contarle a mi madre sobre esas cosas pero recordé mi promesa y no dije nada),al acabar de acomodar escuchó a mi madre llegar corro a recibirla con el permiso en la mano.

Fernando: mamá, mamá que bueno que ya llegaste tengo algo que contarte habrá un viaje escolar y necesito que firmes mi permiso

Mamá: hola hijo, déjame revisar el permiso y mañana te lo doy además me serviría para hacer limpieza en la casa y tirar las cosas viejas.

Fernando: genial madre eres la mejor.

Mamá: Muy bien pon la mesa en lo que caliento la cena y después de cenar te lavas los dientes y a dormir.

Fernando: claro que sí mamá.

 

pastillas del cambio

CAPITULO 2: SALIENDO
primero que nada gracias a las personas que han comentado que les gusto la historia esto me motiva a seguir publicándola ya que tengo algunos capítulos ya hechos y próximamente publicara algunas otras historias y demás.
espero que disfruten este capitulo tanto como yo..

Al estar cerca, él volvió a sacar su celular y rápidamente comenzó a sonar nuevamente mi celular, cuando llegue junto a la mesa, solo me senté y saqué el celular. Él me miró, miró el celular, sin entender nada. Solo dijo algo así como ¿Qué? Solo le dije, Soy yo. Él me miraba de arriba a abajo en silencio. Al final, luego de unos 15 segundos dijo. Alberto. Si. Se hizo nuevamente el silencio, supongo que ninguno de los dos, sabía bien como continuar la conversación. Así que agradecí cuando la mesera se acercó a preguntar si deseaba algo de tomar. Le dije que una cerveza y se fue, Marcelo, mi amigo ya tenía una, pero no sabía si seguir tomando o preguntarme algo o irse de ahí supongo.
Al final para interrumpir el silencio, le dije, pues si soy yo. Pero ni eso pareció despertarlo, me empecé a sentir muy avergonzada, y le dije, mejor me voy creo que fue un error haberte visto. Pero me pidió que me sentara y lo hice. La mesera trajo la cerveza y creo que él pensó en ese momento sus palabras. Perdón, me dijo, pero es que no lo esperaba, de ¿verdad eres tu Alberto? O me estás jugando una broma. No, no estoy jugando, soy yo, tomé las pastillas esas, seguro las has visto. Bueno no las he visto, me dijo, pero sé de qué hablas.
Bueno pues así es, soy yo, no es una broma. Sus ojos seguían estando como platos, pero ya comenzó a tranquilizarse. Y ¿cuánto llevas haciendo esto? Sonreí y le dije, no me vas a creer pero es la primera vez. Sonríes como chica me dijo, soy chica le dije. Creo que fue en esa frase y esa respuesta donde todo comenzó. Me miró a los pechos, y creo que intentó adivinar de qué tamaño son por debajo del suéter. ¿Y esa ropa? Me preguntó. Pues es mía no tenía mucho que usar. ¿Me viniste a dar la sorpresa? Me volvió a dar risa, no claro que no, la verdad no me acordaba que habíamos quedado para vernos, si no lo hubiera hecho otro día. ¿Por qué no te negaste? ¿Cómo que no me negué? Te dije cien veces que mejor otro día, pero insististe que hoy. Se rió y dije ah tienes razón, con razón no querías venir hoy. Yo miré al techo y él se volvió a reír, no tienes ni un día como mujer y ya haces los mismos gestos de las chicas. Eso me sorprendió, pero trate de no revelar nada, y empezamos a platicar. Marcelo y yo éramos amigos desde hacía unos 15 años o más, nos conocimos en la preparatoria y nos seguíamos viendo, en la universidad éramos inseparables, luego me casé y no nos veíamos tanto, pero sí una o dos veces al mes. Luego me divorcié y volvimos a vernos un poco más seguido. Así que nos conocemos relativamente bien, pero bueno ese lado de feminidad como dije más arriba siempre lo tuve escondido, así que para él fue una sorpresa.
Así que le estuve explicando. Me daba vergüenza, pero al mismo tiempo me sentía tranquila, él no fue ni burlón, ni agresivo, ni nada, simplemente me escuchó mientras hablaba. Cuando terminé, ya nos habíamos tomando un par de cervezas y comido. Me decía que no lo podía creer que nunca lo hubiera imaginado. Pero que si era lo que quería estaba bien. Pero ¿era permanente? Me preguntó, No le dije, es temporal, sólo hoy, quiero ver cómo me siento. Ohh ok, ya veo, y ¿Cómo te has sentido?, pues bien, me agrada hasta ahora. Ok y ¿qué has hecho? Pues nada solo estar en la casa. ¿Sólo en tu casa? Si. Pero eso no cuenta, ¿cómo sabes si te va a gustar salir y eso? Bueno pues salí, aquí estoy ¿no? Pues sí, pero sigue sin contar, tienes que ver si te gusta cómo te miran los hombres, y como te sientes en general con la vida diaria, no solo con estar en tu casa. Yo lo miré, sabía que tenía razón, pero todavía no estaba lista para eso. Pero todavía no quiero. Le dije. Me miró y me dijo, yo te ayudo, vamos a Plaza Norte, una plaza que estaba cerca de donde estábamos y compramos un poco de ropa a ver cómo te sientes.
Yo estaba insegura, pero él me insistió y me gustó que lo hiciera. Está bien vamos. Le dije. Pidió la cuenta y cuando moví la mano para buscar mi cartera, él me dijo que no, que él invitaba. Me sorprendió, pero me dio risa, ¿ahora me invitas la cena? Ja es sólo un detalle, ¿quieres pagar?, no, está bien paga tú, le dije. Pagó y nos fuimos, era una sensación extraña, la que sentí de inmediato.
Al salir, dejó que me adelantara, y luego solo escuche, perdón que te lo diga pero estás buenísima. La verdad me quedé parada, ni siquiera me giré para verlo, no supe que responder, pero me gustó el piropo.  Vámonos en mi carro, al rato volvemos por el tuyo. No discutí y lo seguí hasta su coche, subimos y fuimos al lugar. En el camino, notó que estaba algo serio y me preguntó, ¿te molestaste por lo de que estás buena? Pues si estás, pero ya no te digo pues, además somos amigos acuérdate de eso. Ok le dije, no muy convencida, el resto del viaje fue un silencio un tanto incomodo.
Cuando llegamos a la plaza en realidad no sabía por dónde empezar. ¿Qué quieres ver primero? Me preguntó. No sé, mmm, bueno la verdad me empezó a gustar la idea de buscar ropa interior, pero no la quise decir. Vamos a caminar y a ver que vemos, le dije. Sin embargo, él dijo, No mira ven, vamos a empezar por aquí. Estaba frente a una tienda de ropa interior, justo lo que yo había pensado. Entramos, pero yo me sentía insegura, como buscar lo que me pudiera servir y de que talla. Pero Marcelo no parecía tan perdido, le pidió a la chica que nos ayudara, y la chica lo hizo con eficiencia. Por la naturaleza de las prendas en ese tienda no me podía probar la ropa, pero me dijo más o menos mi talla de brasiere y me ayudó con que tamaño de pantys eran las más adecuadas para mí. Compré solo dos pantys, aunque Marcelo me decía que más, y un par de brasier a juego con cada una de las pantys. Me dijo que el pagaba, pero ya no quería que me pagara tantas cosas, así que mejor pague yo.
Salimos y fuimos a varias tiendas. En cada tienda me probé diversa ropa y pude ponerme las pantys y el brasier que la chica me recomendó. Al mirar mi cuerpo en ropa interior, tenía que reconocer que el piropo de Marcelo era realidad. No era demasiado voluptuosa, pero si estaba muy bien. El brasier levantaba mis pechos, mi cintura era delgada, mi abdomen plano, mi cadera ancha y mis nalgas levantadas. Me probé todo tipo de ropas, faldas, pantalones, tops ajustados, camisas, vestidos. Luego de un par de horas ya tenía algo de ropa, pero estaba bastante cansada. Nos compramos un helado y nos sentamos en una banca de la plaza. Al final casi toda la ropa la había comprado yo, aunque Marcelo me compró un par de cosas.
¿Cómo te has sentido? Bien, le dije. ¿Te vas a quedar así permanentemente? No sé, todavía es muy pronto. Luego de todo, me había quedado con pantalón de mezclilla y una blusa plana color melón y unos tenis para correr. Luego de que habíamos visitado un par de tiendas y que me había cambiado, empecé a notar la mirada de los hombres sobre mí. Me gustaba claro está. Ok, me dijo.
Quedamos unos instantes en silencio otra vez. Luego me dijo, oye ¿te puedo pedir algo? No me gustó el tono en que preguntó, dada la situación sospeche algo desagradable. El viernes tengo una evento familiar, es el bautizo de un sobrino, la hija de una de mis hermana. Y pues ya sabes, tengo casi 30 y no me he casado, siempre me están bombardeando con preguntas, sobre novias y esto y aquello. Acompáñame el viernes. No, Marcelo perdóname, pero todavía no estoy listo para algo así. Venga, apóyame, ¿eres mi amigo o no?, sabes que yo si te he apoyado. Maldita sea, me estaba chantajeando y yo lo sabía, pero pues si era mi amigo, debía apoyarlo. Esta bien. Le dije.
Sonrió y dijo gracias. Entonces falta un vestido más, y zapatos. Me dijo. Un vestido blanco y zapatos también. Fuimos a una tienda de vestidos de fiesta y me probé un par de vestidos. Al final Marcelo me compró uno, el que dijo que se me veía mejor. En realidad yo lo sentí un poco corto, pero a él pareció gustarle. Luego los zapatos que fueron unos blancos, de tacón corrido. Ya me quería ir a casa. Así que le pedí a Marcelo que me llevará a donde estaba mi carro para irme ya a la casa. Aceptó y salimos.
En su coche nuevamente se hizo un silencio incomodo. Cuando entramos al estacionamiento donde estaba mi carro, me preguntó ¿Puedo ir a tu casa? Marcelo estoy muy cansado de verdad. Déjame ir, quiero verte un poco más. Por alguna extraña razón no podía resistirme mucho a sus suplicas. Está bien pero solo un rato. Ok.
Al llegar a la casa deje las cosas de las compras y me senté en la sala. Me quité los tenis y lo esperé descalza. Al poco tiempo llegó. ¿De qué quieres platicar? Le pregunté. No es tanto platicar, guardo silencio un segundo. Me gustaría verte un poco más. Nuevamente no me gustó nada la idea. A que te refieres. Venga amigo no te molestes, solo quiero verte un poco más, ver tu cuerpo. ¿Quieres que me desnude? No, claro que no, solo levántate y déjame verte.
Me daba órdenes, pero por alguna razón no podía resistirme. Así que me levanté y me paré donde él pudiera mirarme. Intenté modelar de manera similar a una modelo, esperaba no estar haciendo el ridículo, pero él no dijo nada. Di una vuelta y la cosa empezó a gustarme. Me quité la blusa y me quedé en brasier y el pantalón. Me giré otra vez y me dijo que me acercará a él. Lo hice.
Empezó a tocarme las caderas, luego el vientre, sus manos eran cálidas. Me desabrochó el pantalón y yo acabé de bajarlo. Me alejé otra vez. Me giré para que me viera, ahora estaba de verdad, excitada, me encantaba ver su mirada. Se levantó y se acercó a mí. Yo me quedé quieta, sentí sus manos en mi cadera otra vez, luego subir hasta mi cintura, mientras me besaba. Me acercó a él y sentí si miembro caliente contra mi estomago. Sentirlo, me estremeció, sentí una punzada en el vientre y como se humedecía mi parte. Él se abrió el pantalón y bajó su ropa interior y salió algo grande y caliente. Su pene era más grande que el mío, y más grueso. Lo tomé en mi mano y sentí su peso y su calor. Puso una mano sobre mi hombro y empujó un poco para abajo.
Sabía que era lo que quería y no me resistí. Me hinque frente a él. Su pene quedó a la altura de mi cara y lo besé. Luego lo tomé con mi mano y empecé a chuparlo. Su sabor era algo fuerte, pero no me detuve. Quería complacerlo, hacerlo disfrutar y que le agradara. De pronto el me levantó, me volvió a besar. Con movimientos firmes hizo que me girara y me agachara, de tal forma que mi culo quedó expusto. Bajó mi panty y empezó a besarme las nalgas, primero, luego empezó a chuparme la vagina y fue una sensación indescriptible. Solo el hecho de hacerlo hizo que estuviera a punto de estremecerme. Pero se levantó nuevamente, sentí como acercaba su verga a mí, pero no dije nada. Luego sentí como se abría paso. Me dolió pro no pedí que se detuviera. Ahhh puta madre estás bien apretada. Dijo, y casi de inmediato sentí como su verga empezó a estremecerse y yo misma exploté, fue una explosión de placer, mis piernas casi no podían con mi peso. Marcelo gemía y me sujetaba fuertemente por las caderas. Luego de un par de embestidas furiosas, se detuvo. Sacó su miembro de mí y se alejo. Se dejó caer en el sillón, yo me levanté despacio. Fui a la cocina por servilletas y le di unas a él y con las demás me limpié la entrepierna. Una vez limpia, me subí el calzón y me senté en otro sillón.
Simplemente quería procesar, lo que había pasado. Mi mejor amigo me había cogido y me había gustado. ¿Eso significaba que debía vivir como mujer? Todavía no podía responder a esa pregunta. Qué rica estás dijo Marcelo. ¿Vas a quedarte así? Tomé la blusa que traía y me la puse sobre el cuerpo, no sé. Y no me hables así ya. El me miró como sorprendido y extrañado. No te molestes, discúlpame. Ok. Entonces, ¿te piensas quedar así? No sé Marcelo, todavía tengo que pensar mucho. Ok. Bueno me voy para que lo pienses. Te hablo mañana para ponernos de acuerdo para lo del viernes, ¿ok? Está bien. Me levanté para despedirlo. Se fue, quería acomodar las cosas, pero estaba muy cansada, subí, me desnudé y me quede dormida.

pastillas del cambio

CAPITULO  1 :  EL INICIO DEL CAMBIO
Desde que tenía 10 años más o menos me di cuenta que me hubiera gustado ser mujer. Me gustaba la delicadeza de su porte, la feminidad, pero desde esa edad, me di cuenta que la sensualidad de la mujer tiene cierto poder. Un poder que pocos hombres pueden resistir.

Conforme fui creciendo esta certeza y deseo se mantuvieron. Pero los mantuve en secreto, en el exterior solo expresaba lo que espera de un joven hombre. Hacía deporte, tomaba, salía con chicas. Me fui desarrollando de manera bastante masculina, alto, espalda ancha y facciones toscas. Mis deseos de delicadeza y feminidad los escondí lo más al fondo de mi psique que pude. Y es que me atraía la idea de feminidad, la idea de con mi cuerpo masculino y mis facciones toscas estar con otro hombre no me atraía en lo más mínimo.

Así escondí como ya dije esos deseos y viví la mida lo mejor que pide. Estudié, trabajé, me divorcié. Todo cambió el día que vi el primer anunció de la pastilla X-Change. Una pastilla que cambia el sexo del cliente, era increíble. Sin embargo yo nunca he sido una persona de impulsos, así que intenté no hacerle caso. Seguir mi vida como la había construido. Estaba satisfecho, quizá no era lo mejor pero era una buena vida.

A pesar de eso, las ideas me asaltaban cada vez que veía el comercial y volvía a pensar en el poder que se esconde detrás de la delicadeza de las mujeres.  Podría ser aquello que tanto hubiera deseado. Pensé que era posible, pero además estaba el beneficio de que si no me gustaba al cabo de 24 horas volvería ser el de siempre. Empecé a informarme y a conocer los detalles de la pastilla, pero no me animaba. Comencé a platicar con chicos bajo los efectos de X-Change y casi todos eran hermosos o hermosas.

Así que un día decidí faltar al trabajo, reporte que estaba enfermo y me tomé la pastilla. Los primeros minutos no sentí, pero de pronto comenzó a cambiar todo. Prácticamente no tuve tiempo de notar hacer consientes los cambios porque fueron sumamente veloces. Sólo pude hacer un recuento hasta que ya habían terminado.

Había perdido varios centímetros de altura, aunque seguía siendo alta para ser una chica. Aunque no tenía sobrepeso, mi cuerpo en general se hizo más delgado. Luego notaría que mis músculos se habían perdido, es decir, seguía teniendo músculos, pero más débiles, como de las chicas. Mis brazos se habían adelgazado, pero seguían siendo atléticos, al estilo de las mujeres. Pero el cambió más notable fue al sentir el peso en mi pecho. Al desnudarme observé dos hermosos senos en mi pecho, un vientre plano y unas caderas anchas agradables. Mi rostro también había cambiado. Sé que está mal que lo diga, pero mi rostro era hermoso. Mi piel es de un blanco bronceado. Mis labios gruesos, sonrosados, mis ojos negros y grandes, mis cejas pobladas pero delgadas, y todo enmarcado por un cabello largo lacio, color negro. Incluso mis manos, que eran un poco toscas y con dedos gruesos y uñas mordidas, se volvieron delgadas y estilizadas, con las uñas bien cuidadas como un mujer cuidadosa hace.

Caminaba por la casa, sintiendo mi nuevo cuerpo, mirándome en todas las superficies reflejantes. Pasé así la mañana y conformé me miraba comencé a excitarme, me recosté en la cama y comencé a tocarme. Mis pezones eran una fuente de calor y mi vientre. Justo cuando estaba a punto de explotar, escuche un mensaje de whatsapp en el celular, casi me desconcentra pero seguí hasta que exploté.

Luego de descansar unos minutos tomé el celular para revisar quien me hablaba. En realidad casi nadie me escribe o me escribía. Al verlo me doy cuenta que es un amigo, me dice que habíamos quedado para ir a tomar unas cervezas. “Mierda” pienso, como lo pude olvidar. Inventé varias excusas, pero me decía que no podía quedarle mal. Al final acepté, le dije que iría, pero que no en el bar de siempre, sino en una cafetería que está cerca de la casa. Protestó un poco pero logré que aceptara.

Mientras hablaba con él me fue excitando otra vez la idea que él me viera. Pero solo quería que me viera, nada más. Luego me puse a ver que ropa podía usar. En realidad ese fue un problema. Las chicas con las que había hablado justamente me recomendaron eso, que era un problema habitual el cambio y no tener a mano ropa de chica. Si la había escuchado, pero como en realidad mi plan para ese primer día era solamente pasar el día en casa, pensé que no necesitaba la ropa. Si me sentía mejor ya luego conseguiría ropa. Pero ahora tenía que salir, así que me acerque a mi guardarropa a buscar que tenía que fuese femenino, o que al menos me pudiera poner.

En realidad no había nada que pudiera, usar, las camisas eran demasiado grandes. Las probaba y me veía ridícula. Se me ocurrió probarme una camisa blanca interior, de las de tirantes. Me quedaba no tan mal, de hecho, bien, porque era muy ajustada, pero como no tenía brasiere, se me notaban los senos por debajo de la camisa, así que me pondría una sudadera por encima, aunque hacía bastante calor, pero no importaba. El pantalón fue algo más complicado. Los pantalones me quedaban ajustados en la cadera y muy sueltos en la cintura. Así que arregle el asunto con unos pants y unas sandalias. Me miré en el espejo, no era un atuendo sexy. Sin embargo era lo suficientemente hermosa para lucir relativamente bien, aún en ese atuendo.

Así que me subí al auto y fui a la cita con mi amigo. Al mirar el reloj, me doy cuenta que en realidad ya voy tarde, así que me apresuro a llegar. Cuando estaba bajando del auto, entró una llamada al celular, era mi amigo. Preferí no contestar. Entré a la cafetería y casi de inmediato lo vi sentado en una de las butacas, junto a una ventana. El me vio entrar pero de inmediato alejo la mirada, no me reconoció, sólo vio a una chica que entraba. Caminé hacía donde él estaba, no quise hacerlo de manera sensual, simplemente caminé como caminó o como podía caminar con este cuerpo nuevo.

hola disculpen la falta de actividad pero tuve complicaciones familiares y no pude seguir publicando pero pienso re tomar la pagina.

IV: La fantasia travesti de james


Capítulo 4: La charla

"Es posible que quieras quitarte esos tacones, realmente empiezan a matar después de un tiempo. Ponte cómodo, solo voy a usar el baño rápidamente". Kate dejó la maleta junto a la puerta y, hábilmente, se quitó los tacones antes de desaparecer en una pequeña habitación en suite a la izquierda.

Me apoyé contra la pared para estabilizarme mientras trataba de quitarme los tacones. ¡Ay, estaban apretados! La parte posterior de mi pie se frotó contra el zapato cuando lo jalé, y cuando se desprendió noté que mi talón se veía bastante desgarrado por su terrible experiencia. Repetí el proceso con el pie derecho y, ahora que estaban fuera, apreciaba lo que Kate había querido decir. ¡Era bueno estar de nuevo en el nivel del suelo, y mis pies disfrutaban al no estar apretados en esas trampas mortales! Caminé hacia la cama para examinar más la habitación del hotel.

Frente a la suite había una pequeña mesa, y junto a ella había un gran armario adornado. En el centro de la habitación había una gran cama doble, con un hermoso edredón de color crema cubierto de cuentas y cintas. Las almohadas tenían un diseño similar pero eran de un color rosa pálido. ¡Esta era definitivamente la habitación de una niña! Había dos mesas de noche a cada lado de la cama, y ​​cuando me acerqué noté que también había un armario en la esquina de la habitación al lado del armario, sobre el cual había un gran espejo. Observé cómo mi reflejo bailaba más cerca mientras avanzaba hacia él; mi cabello rebotaba alrededor de mis hombros y el vestido se movía sobre mis rodillas al unísono con mis movimientos, ¡qué sensación tan encantadora! El material era suave como la seda y realmente me hacía sentir femenina, ¡podía caminar así todo el día!

Me acerqué al espejo y miré mi cara maquillada, esperando que la ilusión se rompiera en cualquier momento. Incluso desde esta distancia solo pude decir que era yo, ¡y aún así me veía completamente convincente como una niña! Apenas pude contener mi deleite e hice un giro de celebración, disfrutando del momento. Olvidando dónde estaba, empecé a atormentarme el cerebro por otras cosas que podría hacer que mi reflexión hiciera. Agarré los lados de mi vestido y balanceé mis caderas, observando cómo el material se envolvía alrededor de mis piernas, primero a la izquierda, luego a la derecha. Luego retrocedí hacia la cama y me tiré hacia abajo. Hm, eso no estaba bien. Me senté en parte del vestido. Me levanté un poco y me pasé las manos debajo de mí misma, alisando la falda, como había visto a menudo a Kate en casa. Fue como una experiencia fuera del cuerpo cuando observé a la chica en el espejo hacer lo mismo, y luego se sentó allí esperando pacientemente mi próximo movimiento. ¡Aquí estaba "mirando" a esta bella mujer y podía hacer que ella hiciera lo que quisiera!

Empecé a posar un poco frente al espejo. Hice un puchero y luego me eché el pelo hacia atrás, inclinándome ligeramente sobre la cama. Levanté mi pecho para acentuar mis pechos y sostuve la postura, observando cómo mi pecho subía y bajaba mientras respiraba. Hipnotizada, me senté de nuevo en posición vertical. Crucé las piernas de una manera femenina y luego comencé a jugar con mi cabello como había visto hacer a otras chicas. Lo giré en mis manos y sonreí al espejo, mordiéndome el labio mientras lo hacía. Cuando comencé a agitar mis pestañas, noté a una Kate divertida detrás de mí en el reflejo.

"¡Mi, mi! ¡Realmente estás empezando a meterte en esto!" Kate estaba de pie apoyada en la puerta del baño, obviamente disfrutando viendo mis payasadas. Avergonzado, rápidamente crucé mis piernas y puse mis manos en mi regazo. ¿Cuánto tiempo había estado allí? Sentí mi rostro enrojecerse de vergüenza al pensar en mí haciendo pucheros en el espejo como una niña pequeña.

"Relájate, está bien. Quiero que te pongas en contacto con tu lado femenino. ¡De eso se trata este viaje!"

Ella sonrió y levantó la maleta antes de dirigirse a la cama. Lo tiró junto a la mesita de noche y se arrastró por el edredón para sentarse a mi lado.

"Ahora, creo que es hora de que hablemos".

Asentí silenciosamente cuando Kate respiró hondo y comencé.
"Así que primero supongo que debería aclararme. Cuando me contaste tu secreto por primera vez, mi primera reacción fue de shock. No me gustó la idea de que mi chico anduviera con ropa femenina. Pensé en ese momento si no lo hacía. diga cualquier cosa que tal vez desaparezca. Tenía miedo por nuestra relación, sobre usted y sobre lo que sucedería si me enfrentara a usted. ¿Tiene sentido? "

Una vez más, todo lo que hice fue asentir y dejarla continuar.

"Bueno, después de unos días pude ver que todavía eras el mismo hombre. Todavía eras el James que conocía y amaba, y eso me hizo darme cuenta de que probablemente siempre habías tenido estos deseos desde la primera vez que nos conocimos. me tranquilizé porque me di cuenta de que no estabas ... cambiando. Habías dejado en claro que no eras gay y que eras feliz siendo hombre. Pero dicho eso, claramente disfrutas siendo mujer. también, ¿verdad? Vi la forma en que estabas dando vueltas en el espejo ... te veías como en casa siendo Emily ".

"Lo sé ... no puedo explicarlo. Estar con esta ropa solo me hace sentir tan ... femenina. Me encanta cómo se siente esta ropa en mí, pero me encanta aún más lo que me hace sentir sobre mí mismo. Tú me hizo ver tan bonita y yo ... no esperaba eso ".

Kate sonrió. Metió la mano en su bolso y sacó una tarjeta de débito. Me lo entregó y observó atentamente mientras lo examinaba. ¡Oh Dios! La tarjeta estaba a nombre de Emily Barton ... ¡¿Esto era para mí ?!

"Kate ... ¿qué es esto?"

"Es una tarjeta de débito, una tontería. Está configurada con tu nuevo nombre: ¡eres una chica de 19 años llamada Emily ahora!"

"Pero ... no soy Emily! Quiero decir, me gusta ser ella pero ..."

Sentí que me brotaban los ojos cuando me di cuenta de que en este momento no tenía forma de salir de este atuendo. ¿Fue así como fue? ¿Kate iba a hacerme comenzar una nueva vida como Emily?

"¡Oh no, no llores! Todavía eres James. Sé que esto es abrumador, pero ... de esta manera puedes tener ambas cosas". Ella apretó mi pierna tranquilizadora. "Pasaremos este fin de semana llevando a Emily a dar una vuelta. No quiero arruinar demasiado, pero saldremos y haremos un montón de cosas femeninas juntos. Te compraremos algunos atuendos, haremos nuestras uñas. ... todas esas cosas que hacen las chicas de verdad. Después de eso, nos iremos a casa, y una vez que estemos allí, depende de ti dónde quieres llevar esto. Tendrás acceso a ambos conjuntos de ropa, las formas del pecho , puedes seguir yendo a trabajar y viviendo tu vida como James, pero cada vez que sientas ganas de escapar y ser Emily por un tiempo, ¡eso también está bien!
Yo estaba atónito

"Wow ... ¿cómo estás siendo tan comprensivo con esto?"

"Oh, vamos, ¡es lo menos que puedo hacer! Siempre has estado ... a mi lado, ¿sabes? Siempre que he estado preocupado por algo que siempre has estado ahí para tranquilizarme. Ahora finalmente tengo la oportunidad de ayudarte con algo a cambio ... así que decidí que si esto es lo tuyo, voy a sacar lo mejor de ello. Además, creo que es bastante bueno que mi novio se doble como novia ¡Con quién puedo ir de compras y tener noches de chicas! ¡No creo que haya muchas chicas que puedan decir eso! "

"Yo ... ni siquiera sé qué decir ..."

Kate sonrió y se puso de pie. "Bueno, ¿qué tal si no dices nada por ahora? ¡Tienes $ 500 en esa tarjeta para gastar y tenemos toda una tarde para comprar! Necesitamos llevarle a Emily un nuevo guardarropa: tops lindos, faldas , vestidos ... sin mencionar la ropa interior. ¿Las nueve yardas completas, para eso?

Y así fue esto. Kate me había sumergido en este mundo femenino y había dejado bastante claro que estaba feliz de que lo disfrutara al máximo. ¡Sacar a relucir mi lado femenino incluso parecía hacerla feliz! A pesar de esto, sin embargo, estaba vacilante. No pasó mucho tiempo desde que estaba desesperado por entrar en la privacidad de nuestra habitación de hotel. ¿Realmente estaba pensando en salir a la calle de nuevo?

Sin embargo, mientras me levantaba, mi mente estaba decidida por mí. Una vez más disfruté la sensación del vestido sobre mis piernas y mi cabeza fue invadida con todo tipo de pensamientos femeninos. ¿Cómo se sentiría usar medias? ¿Me vería bien con una falda? Dios mío, si un vestido me hiciera sentir tan bien conmigo mismo, ¡no podría esperar a tener un armario lleno de ropa! La emoción de sumergirse en un mundo de ropa maravillosa para mujeres era demasiado para dejarla pasar.

"¡Está bien! ¡Lo haré!"

Kate sonrió y me besó apasionadamente en los labios. Caminó alrededor de la cama hacia la maleta y la abrió. Después de hurgar en el interior, me sentí aliviado al verla producir unas sandalias planas de mujer.

"¡No podemos hacer que te rompas los tobillos con esas cosas si vamos a caminar por las tiendas todo el día!"

Me puse las sandalias, Kate volvió a ponerse los talones y se quedó junto a la puerta.

"Estoy muy contenta de que estemos haciendo esto. ¡Vamos a conseguirte algunas hermosas piezas, Emily! Ya tengo algunas ideas ... ¡esto es tan emocionante!"

Abrió la puerta y me sentí temblando físicamente ante la perspectiva de volver a salir; Pero ahora no eran solo los nervios. Estaba a punto de irme a comprar toda la ropa que había soñado y no podía esperar.

la nueva hija de mama: el secreto de amistad

  primero que nada espero que les guste esta historia que he estado publicando en wattpad con el mismo titulo Mi nombre pasado era Fernand...